La fuerza de la bailarina

Por Dª Andri Alba
Empezó a moverse suavemente, dulcemente; las luces del lugar alumbraban de forma estratégica a la aparente fragilidad de mujer que se movía en la pista. Poseía mucha fuerza, pero no, no era en su melena. Su electrizante imagen, evocaba un cuadro psicodélico. Sugerente y erótica, me hipnotizó con su ombligo. Moviendo sus caderas, brazos y piernas al rítmico compás de la música que acompañaba, me fue dejando boquiabierto.

Absorbido y tomado en aquella atmósfera, bajando por los rápidos del río de sensualidad que le surgía de manera natural, empecé a imaginar que la tocaba, que su electricidad me traspasaba…Exploré sus zonas erógena extasiado y plantado en su piel. Estoy seguro que se deleitaba mientras me hacía arder.

El meneo de aquel cuerpo esbelto, con curvas suaves, pero definidas, me arropó con su vibración y magnetismo. Cada golpe de cintura era una excusa para que la bailarina cadenciosa me mantuviese como un zombi, observándola fijamente. Por momentos, de moverse sensualmente, pasaba a hacerlo sexualmente, por lo que hubo ráfagas en las que estuve a punto de explotar, yendo a toda velocidad imaginativa, como si fuera un cohete.

Pensando cosas deliciosas permanecí por largo rato, concentrado en la fuerza de sus movimientos, en el sudor de su cuerpo, hasta que la música se detuvo y ella dejó de moverse…Algo indeciso y desilusionado, súbitamente, me puse de pie y como loco aplaudí su actuación.Se presenta los viernes, este es el primero que vengo a verla. Le ha gustado que la mire bailar, lo sé.