Mi ayudante y yo, al acabar el trabajo por la noche, frecuentábamos una simpática cervecería alemana para comer un bocadillo. Corría el turbulento año 1980 en Bilbao y, mi asistente, era un gay que nunca se escondió en el armario.
Él me cotilleó que todas las noches, una cuadrillita de pollastres con preciosas novias teenagers dejaban a sus ninfas en casa a las diez y, luego, se iban a mariconear entre ellos. Según decía Pekenike, mi ayudante, aquellos chavales que conocíamos del bar entendían muchísimo. Con aquellas novias, me parecía imposible. Una malediciencia de mi amigo.
Aunque siempre he preferido las mujeres maduras, y nunca me atrajeron las adolescentes, una de aquellas niñatas me ponía mucho. Aquella cría destilaba sexualidad y mirarla era como boquear tras encajar un puñetazo en el hígado.
Charlando me convirtió en su confidente y trás muchos rodeos, lo que me contó me asombró y me indignó. Ayer en la TV ví una escena de Brokeback Mountain en la que el difunto Heath Ledger, se excita tonteando con su mujer mientras añora a su sensible amante vaquero de Texas. Cuando llega el momento, pone a su esposa mirando para Donosti y se la cuela por allí. Hasta ahí nada que objetar, el sexo anal es placentero cuando la decisión se toma entre dos.
Al ver la escena tan explícita, y la cara de asombro de la enculada y recatada ama de casa de Wyoming, recordé a mi ninfa bilbaína y sus confidencias. Ella no tenía con quién sincerarse sin morir de vergüenza, pero, un día me preguntó "si las parejas normales hacían siempre el amor por atrás, ya sabes". ¿No te gusta?, pregunté. "Si, me gusta, pero a toda mi cuadrilla nos lo hacen por allí, y mi hermana, dice que no es normal. Que a ella se lo hacen por delante". Pobrecitas nenas. Aquel grupito de gays vergonzantes cumplían con sus novias mediante enculamiento, les comían el coco y mientras, ellos, seguían escondidos en el armario.
Le comenté que había bastantes más opciones, me miró, y dijo: "¿Me enseñas?". Así, para su instrucción y mi deleite, se convirtió en una aplicadísima alumna. Luego, ella y sus amigas, le contaron a medio Bilbao que jamás accedieron a ser penetradas por el culo y que todo quedó siempre en grado de tentativa por parte de sus novios maricones. Venganzas de mujeres.
Si nos fijamos bien en la postura esque es muy incómoda y puede traer consecuencias muy dolorosas...dolor de cervicales, dolor de rodillas,dolor de espalda,tensión muscular en los muslos,axfisia por que te tragas la almohada...¿Seguro que no hay una postura más cómoda???Siempre salís ganando los hombres...De rodillitas y ya está...
ResponderEliminarNo sé por qué se da tanta importancia al sexo anal. Creo que donde hay acuerdo y deseo entre dos hay alegría y a veces una postura incómoda puede ser tan excitante que se olvide uno de la postura.
ResponderEliminarLos homosexuales pueden excitarse en algún momento con una mujer, como es el caso del de la película, pero les pasa lo que al del poker..." me gusta mucho jugar ...pero es que si encima gano...es la hostia!!"
El sexo siempre es divertido, siempre que ambas partes participen y lo deseen.
Estando de acuerdo, todo es maravilloso!!!
ResponderEliminarVuelvo a estar..
ResponderEliminarPor supuesto que no tiene importancia,ninguna, cuando la pareja, los dos están deacuerdo y se hace con mucho amor, o cariño, o pasión o lo que sea ..pues no sólo no tiene importancia si no que es TODO EXTRAORDINARIO,FASCINANTE,MAGNÍFICO,FANTÁSTICO..(me quedaría sin sinónimos)
Abrazos
Dª Nazaríes, la postura es lo de menos si se tienen ganitas.
ResponderEliminarAcuérdese de la posisición, tampoco muy cómoda pero todo un clásico del folleteo automovilístico, que llaman la Pantera. Una pierna en el volante y la otra en la guantera.
Y, por supuesto, hay otras posturas para lograr una penetración satisfactoria para ambos, se trata de ir probando hasta dar con ella.
Un abrazo, Doña, y, ¡a experimentar!
La verdad, tiene usted razón, Dª Atenea, lo que tiene importancia no es el sexo anal, es el sexo en SÍ.
ResponderEliminarEn cualquier postura, lugar y situación. Un día me comieron el culo los mosquitos mientras empujaba al atardecer en un pinar, otro día me multaron los gendarmes por hacer el amor en la cuneta de una autopista, otro subia en el ascensor a una fiesta al quinto... pero, no quiero aburrirla.
Prefiero que vaya usted a divertirse. Un abrazo muy grande, amiga mía.
Y, a veces, Dª Stella, es maravilloso jugar a sí, pero No... no, pero SÍ. Como se dice en Colombia, SIN QUERER, PERO QUERIENDO.
ResponderEliminar¿Recuerda lo de la Gata Flora? Pues tampoco está mal, abrazos, Doñita.
Por supuesto que hay que estar de acuerdo, Dª Nazaríes, sino no se llama hacer el amor, se lo conoce como violación y está penado por la ley.
ResponderEliminarPero, estando de acuerdo en ese principio, también existe el juego, la sorpresa, la exigencia, el dejarse ir más allá. El decir no, queriendo decir sí.
Estoy seguro de que usted lo sabe muy bien, como el resto de nuestras amigas que imponen el acuerdo como principio. De acuerdo en el acuerdo.
Y, para usted, todo mi afecto y mis abrazos, Doñita.
A veces aunque se esté de acuerdo y las ganas sean importantes, puede aparecer el factor "hemoal", y por mucho que se quiera... menos mal que la imaginación no tiene límites y se puede jugar muchísimo. Quizás uno de los dos no tiene problemas de pomaditas jajajaja.
ResponderEliminarEso tiene que ser terribleeeeeeeeeeeeeeeeeee, en esos casos estaría ABSOLUTAMENTE CONTRAINDICADO, salvo para psicópatas.
ResponderEliminarUn cariño, Dª Rosa.